Todas las personas tenemos derecho a vivir libremente nuestra sexualidad. Es nuestra tarea generar un sitio seguro, de diversión y de no-discriminación.
Todo tipo de práctica sexual sea un beso, una caricia, tocamientos, sexo, etc. debe tener un consentimiento mutuo. Es decir, que se comunica claramente el interés mutuo en compartir la experiencia sexual. Este consentimiento puede ser retirado en cualquier momento por cualquiera de las partes.
Si sentimos que no estamos en plenas facultades para dar un libre consentimiento o que la persona con la que queremos tener un acercamiento sexual no está en condiciones de consentir, lo más prudente es aplazar el encuentro.
Recordemos que los encuentros sexuales van mucho más allá del coito y de la reproducción… Son una manera estupenda de relacionarnos afectivamente, de conocernos, elevar nuestra autoestima y experimentar el dar y recibir PLACER.
Tengamos en cuenta que el uso de preservativos u otros mecanismos de barrera es sumamente importante para evitar embarazos no deseados, pero también previenen el contagio de enfermedades de transmisión sexual.