Contexto
Si hay un componente importante en nuestra vida y que nos acompaña desde el nacimiento hasta la muerte, ese es, sin duda, la sexualidad. Pero ¿qué entendemos por sexualidad? ¿Es lo mismo que sexo, o género? Aquí te lo explicamos.
Si bien solemos limitar la sexualidad al campo de las relaciones sexuales, en realidad es una parte integral de la personalidad de todo ser humano, la cual se construye como un proceso de interacción de aspectos biológicos, sociales, culturales y psicológicos entre otros y se expresa a través de pensamientos, motivaciones, conductas, interacciones, etc.
Debemos pensar la sexualidad no como algo estático, sino que va adoptando diversas expresiones a lo largo de la vida.
Sin duda alguna, la adolescencia y la juventud son momentos sumamente relevantes para la formación de gran parte de la sexualidad. El paso de la infancia a estas nuevas etapas del ciclo vital incluye una serie de procesos como la diferenciación sexual secundaria o procesos psicológicos de formación de identidad que despiertan muchas situaciones de incertidumbre. Todos estos cambios deben ser entendidos como una gran oportunidad para lograr el desarrollo pleno de la sexualidad y así lograr el bienestar individual, interpersonal y social.
El ambiente de rumba es, por excelencia, uno de los predilectos para expresar y vivir la sexualidad abiertamente; sin embargo, muchas veces estamos rodeados de estereotipos o mitos que nos impiden disfrutar libremente de quienes somos. Es indispensable contar con conocimientos fiables sobre la sexualidad y a su vez, que se faciliten entornos seguros y favorables para que la diversión sea posible para todas las personas, con sus diversas identidades sexuales, en igualdad de condiciones.
¿Sexualidades y sus aspectos?
¿Por qué hablamos de sexualidades en lugar de una sola sexualidad? Entendemos que hay una infinita combinación de posibles sexualidades que forman la individualidad de cada persona y todas merecen ser respetadas. A continuación, te contamos algunos de los aspectos incluidos en la noción de sexualidad:
Sexo: Uno de los componentes principales de la sexualidad es el sexo biológico o asignado al nacer y se entiende como el conjunto de características corporales (cromosomas, hormonas, órganos gonadales y genitales externos) que clasifica a las personas dentro del sexo femenino o masculino. No obstante, esta perspectiva binarista no tiene en cuenta casos en los que se combinan diversas características femeninas y masculinas. En estos casos se considera a la persona intersexual.
Género: Por otro lado, el género es otro componente de nuestra sexualidad y es básicamente una construcción social. Esta construcción incluye pensamientos, comportamientos y características que espera la sociedad de las personas según el sexo biológico. Pero también incluye la identidad que cada persona construye alrededor de esas expectativas sociales, cómo se siente y como expresa su propia sexualidad. Al ser una construcción social, las posibilidades son amplias y complejas dado que las personas pueden autopercibirse de una manera diversa a la que se les impone, encontrando diversas identidades de género. Te contamos sobre algunas de ellas:
- Persona cisgénero: su identidad de género corresponde con el sexo asignado al nacer.
- Persona trans: la identidad de género no coincide con el sexo asignado al nacer. Hay una gran variedad de identidades trans tales como personas transexuales, travestis, transgéneros.
- Personas no binarias: es un término paraguas donde la identidad se vivencia fuera de los dos géneros tradicionales. Pueden ser personas agénero (sin género), trigénero (mezcla de ambos), bigénero (a veces femenino y a veces masculino), entre muchas otras. Es por ello que se hace énfasis en poner atención a los pronombres adecuados (él, ella, elle, etc.) para una comunicación respetuosa. Al relacionarnos, es recomendable que preguntemos a otras personas cómo prefieren ser llamados.
Asimismo, la sexualidad incluye la expresión de género. Son las características por las cuales expresamos nuestra identidad, tales como la apariencia física, la forma de hablar, los gestos, nuestro nombre, o la interacción y comportamiento en relación con las demás personas.
Sin duda alguna, la orientación sexual o del deseo erótico forma parte esencial de nuestra sexualidad. Es la capacidad de las personas de sentir atracción emocional, sexual, romántica, afectiva y de establecer relaciones íntimas y sexuales con individuos de un género diferente al propio (heterosexual), del mismo género (homosexual), con más de un género (bisexual), o con independencia del género (pansexual).
Un apartado especial merece la asexualidad, la orientación del deseo que más invisibilizada está y que muchas veces es incorrectamente patologizada. La asexualidad se caracteriza por la ausencia de atracción sexual por las personas, aunque sí pueden vincularse con los demás románticamente o tener deseo sexual y autoerotismo.
Autoconocimiento y exploración
La adolescencia y la juventud son el marco ideal para empezar a potenciar y explorar nuestra sexualidad. Empezar a conocer nuestro propio cuerpo a través de prácticas como la masturbación puede ser una manera idónea para darnos una cuota de autoplacer. Y eso incluye a todos los géneros. Es decir, que todas las personas somos capaces de autoestimularnos y de generarnos placer, si así lo deseamos.
Así también, la exploración erótica puede darse en relación con otras personas independientemente de cuál sea su orientación sexual. Siempre que sea realizada de manera consciente y libre, puede tener como fin la diversión y la curiosidad.
Es importante no dejarnos llevar por prejuicios en cuanto a la expresión de género: la vestimenta o el comportamiento de las personas no definen su orientación sexual o su identidad, sino que pueden, simplemente, ser actividades de exploración. La diversidad sexual contempla una gran variedad de prácticas y manifestaciones a nivel emocional, afectivo y sexual, y en ella podemos encontrar mil maneras de expresar el amor, el cariño y el deseo.
En esta etapa de la vida se suele hablar de un gran mito: “la pérdida de la virginidad”. Pero no hay una base científica que evidencie ningún cambio a nivel biológico de las personas en la primera penetración, y además el concepto, no deja de ser una construcción (o mito) social, mediante la cual se presiona a los varones a tener su primer encuentro sexual lo antes posible y a las mujeres a tratar de posponerlo hasta encontrar el “verdadero amor”.
Todo eso es producto de ver la sexualidad de una manera muy limitada, entendiendo que el coito debe ser la práctica estrella en cualquier relación. Pero parte del acto sexual son también los besos, las caricias, los frotamientos, el sexo oral o anal… y éstas son otras posibilidades que generan placer dentro de cada encuentro.
Otro tabú en torno al sexo que se extendió a lo largo de la historia es que debe estar asociado exclusivamente a la reproducción. Hoy en día sabemos que la sexualidad también nos permite relacionarnos afectivamente con otras personas, potenciar nuestra autoestima y sobre todo poder experimentar, sentir y dar ¡PLACER! Eso si… no nos olvidemos de usar métodos de protección o barrera para evitar infecciones de transmisión sexual.
El consentimiento sale de Rumba
El salir de rumba genera oportunidades para la exploración de nuestra sexualidad. No obstante, es adecuado entender que no todo vale en la noche. Es indispensable que las personas que participen en un acto sexual lo hagan por consentimiento. Este acuerdo debe ser:
ENTUSIASTA: verbal o no verbal.
VOLUNTARIO Y LIBRE: no debe estar condicionado, es decir que puedo decir que no y eso no tendrá consecuencias negativas.
Las personas participantes deben estar completamente CONSCIENTES
CLARO: usar la comunicación, las palabras principalmente para decir qué quiero y qué no dentro de un encuentro sexual. Usar preguntas como ¿esto te gusta? ¿te parece si hacemos tal o cual cosa?, etc. ayuda a clarificar la dinámica sexual y a entender qué le gusta a la otra persona.
MUTUO: todas las personas deben estar 100% de acuerdo.
RETIRABLE: puedo retirar el consentimiento por cualquier motivo. Ante la duda se pregunta.
ESPECÍFICO: para cada actividad sexual.
Webgrafía relacionada
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